18 octubre 2011
pAsaje SiN nOmBrE En bS aS
Pasaje sin nombre en Bs.As.
Hay un callejon oculto en Buenos Aires, que no aparece en el mapa.
No está en un barrio perdido, sinó en el corazón mismo de la ciudad. Es angosta y mide tan solo 100 metros.
No hay casas en las veredas del trayecto, tan solo un enorme paredón gris de una fabrica abandonada que recorre los 100 metros y en la vereda de enfrente paredes de ladrillos de 2 casas-conventillos a medio derrumbarse.Sus paredes están plagadas de vegetación vetusta y grandes brotes nacen de los intersticios y se prolongan para entorpecer el paso.¡¿paso?...en realidad no entorpecen el paso porque nadie tiene el suficiente coraje para recorrerla!.Prefieren caminar 4 cuadras mas , con tal de evitarla.
De dia un olor putrefacto nace de las aguas estancadas que cubren el suelo empedrado.Un silencio atónito silva en los oidos de quien se encuentra en el inicio de esa calle.
Por la noche, la geometría desorganizada de las paredes que definen el sendero, impiden la luz de la luna, y una oscuridad impenetrable cubre con un halo de niebla la visión.
Leyendas urbanas hablan de los tiempos de las colonias, de un Usurero y loco hombre que secuestraba mujeres y niños y los aprisionaba en los conventos, los usaba para el negocio de tratas de blanca y su cabaret era ilegal y secreto.En un acceso de locura quemó los conventillos con toda la gente que habia dentro de ellas.
El caso es que luego de esa catastrofe la calle quedó desolada y horrible.Los vecinos aledaños tuvieron que mudarse al tiempo porque ruidos de gritos se escuchaban como eco en la calle sin nombre.
El gobierno decidió eliminar la calle de los mapas, y eliminar el nombre que alguna vez tuvo.
Una vez fuí a verla, por la noche con unos amigos.Y esa sombra oscura que estaba parada a mitad de la negruzca calle , me inquietó.Desafiante esperaba que alguien entre.Alguien me dijo que era el espiritu del loco dueño del conventillo.Por supuesto, yo no me animé a atravezarla, solo saqué unas fotos, tímidamente.Verlas produce escalofrios y uno empieza a creer en lo sobrenatural.Uno quiere pensar que son cuentos, pero la cobardia se apodera de ti cuando estás parado en el comienzo de la calle sin nombre.
Sergio Velardez
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